El Estadio de la Unión Española, que toma el nombre de la antigua calle Santa Laura, hoy Julio Martínez Pradanos, está ubicado a metros de la Plaza Chacabuco y se emplazó en los terrenos de una parte de la antigua chacra La Obra – propiedad de señora María Luisa Montau casada con don Absalón Valencia, quien fuera Diputado y  Ministro de Justicia e Instrucción Publica y Obras Publicas, entre otros cargos – Ellos colindaban al norte con la primera hijuela de “La Palma”, al sur con La Palma, específicamente “La Quina”, al oriente con varios propietarios del Camino de Guanaco y al poniente con el Fundo de “Lo Sánchez” en donde se había levantado el Hipódromo Chile 15 años antes.

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Por escritura pública de octubre de 1922, los terrenos 45.033,80 metros cuadrados de propiedad de la Sra. Montau son vendidos a los dirigentes de la Unión Deportiva  Española: Rosendo de Santiago, José Goñi, Evaristo Santos y Juan Francisco Jiménez, en la suma de $ 257.934,50. Con un pago al contado de $ 30.000 y un saldo en cuotas anuales pagaderas en prácticamente una década.
El recinto se inaugura oficialmente un jueves 10 de mayo de 1923. El sector, caracterizado como rural a la época cobijara un estadio que será hasta el día de hoy el único sobreviviente a sus contemporáneos. A las 15.30 en punto asomaba el insigne capitán Ibérico Juan Legarreta, el hábil delantero se para frente a la tribuna  y da las tres hurras de rigor. Luego de ello y formados los equipos, se entona la Marcha Real Española en honor a la autoridad diplomática presente en Chile.

Se inicia con ello el lance de la “Copa Gellona”, trofeo donado para la ocasión por el insigne vecino, el comerciante italiano Guillermo Gellona. Italianos y españoles se enfrentaran una vez mas, como tantas veces en aquellas épocas. Reconocidos como duelos de pierna fuerte y discordias en las tribunas, los rivales por excelencia se toman un descanso, ese día, según comenta La Revista Los Sports, en el ambiente reinaba la camaradería, armonía y familiaridad en todo momento.

Según los diarios El Mercurio e Ilustrado, al  encuentro asisten más de 5 mil personas, de ellos una tercera parte lo constituyen mujeres. A ellas se suman, los embajadores de Italia y España, diputados y los máximos representantes del naciente balompié nacional.

El ganador de la Copa “Gellona”, queda para el anecdotario, esa vez el triunfo es para los itálicos por la cuenta mínima. Curiosamente, los mismos rivales se encontraran años mas tarde en la inauguración del estadio Italiano en General Saavedra con Guanaco, en aquella oportunidad, los españoles devolverán la mano, y al igual como los italianos en aquella tarde de 1923, tampoco  serán corteses visitantes.

GELLONA BUENA

Copa Gellona en Diario El Mercurio

El estadio desde su fundación es descrito como una gran extensión de terreno, más o menos de una cuadra de norte a sur y una cuadra y media de oriente a poniente, quedando aun un sitio en la parte norte. La cancha, a su lado poniente, cuenta con tribunas de 8 gradas, muy firmes y techadas con madera. Al lado contrario se levantan aproximadamente 60 metros de graderías.

Colindante a la cancha de futbol se encuentra un velódromo, aun en proceso, este cuenta con  una periferia de 500 metros el cual esta cerrado completamente con una muralla de cal y ladrillos. Sus instalaciones se inaugurarían al año siguiente, en  1924, en una fría y brumosa mañana del 15 de junio la prensa dirá: “Los españoles tienen su velódromo”. Reconocida como una amplia zona de gran costo de inversión, fruto de la laboriosa y tesonera acción de la colonia española.

En la década de los treinta el estadio era una de las instituciones deportivas por excelencia en la capital. Según los Sports estaba situado en Santa María N 8, antiguo nombre que recibía la actual calle Huanuco, pequeña arteria que va desde Santa Laura a Einstein. El recinto era descrito como un amplio campo con canchas de fútbol, basquetbol, tenis, pelota vasca, velódromo y piscina al cual se podía acceder en la góndola o tranvía numero 36.

La historia que continua, será materia de otro artículo. Mucho deporte, vivencias y distintos espectáculos, no solo deportivos como fútbol, box, ciclismo, natación, tenis o basquetbol si no también religiosos y artísticos han acaecido en este estadio situado en el corazón de Independencia.

Hoy sus antiguas instalaciones ya no se encuentran, atrás quedo la piscina que era el deleite de los vecinos en las calurosas tardes de verano. Atrás quedaron los nostálgicos últimos 15 minutos  al fin de cada partido de fútbol, aquel que agolpaba a tanto joven y niño que no poseía dinero para entrar, pero esperaba con ansias sentado en las cunetas frente al rojo portón de calle Santa Laura, con la ilusión que este se abriera, de milagro 5 minutos antes del tiempo acostumbrado, para ingresar raudo en una loca carrera hacia las graderías  y quedar pegado a la reja de la galería sur añorando ver algún gol de su equipo en los descuentos.

Castillo Santa-Laura

El Castillo. Municipalidad de Independencia

 

Santa Laura, el mejor estadio para apreciar y escuchar el fútbol, Santa Laura encuentro del vecindario, Santa Laura campo donde, a pesar de lo contingente, aun se puede concurrir  y disfrutar en familia. Por ello, el hoy Santa Laura-Universidad Sek, parafraseando al gran Julio Martínez “Tarde o temprano… irá engrosando los recuerdos y las añoranzas de un pretérito imborrable”